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Omar García

Reseña Alien: Romulus


Romulus tiene lugar después de los eventos de la primera película de Scott, Alien (1979), y también parece haber tomado una página del director en Blade Runner (1982), con sus escenas iniciales de la oscura, húmeda y superpoblada colonia minera espacial de Jackson’s Star, donde conocemos a la joven Rain Carradine (Cailee Spaeny) y a su hermano androide adoptivo, Andy (David Jonsson).





Después de enterarse de que su contrato minero ha sido brutalmente extendido por la todopoderosa corporación Weyland-Yutani, Rain se sube a un viaje con su ex-novio Tyler (Archie Renaux) y sus amigos a una estación espacial desmantelada en órbita. Allí, esperan recuperar algunos criopods para usarlos y huir al distante planeta de Yvaga, lejos de las garras de Weyland-Yutani. Resulta que esa estación espacial fue desmantelada por una muy buena razón…


A pesar de algunas escenas hábiles de suspenso, Romulus aún enfrenta el mismo desafío que todas las películas de Alien han tenido que enfrentar desde Aliens (1986) de James Cameron: cómo recapturar el asombro y el terror que el xenomorfo, provocó originalmente en los espectadores. 




Las precuelas posteriores de Scott, Prometheus (2012) y la mencionada Covenant, fueron en una dirección más filosófica, dejando de lado los sustos en favor de una sensación general de inquietud existencial, tomando el subtexto de las películas anteriores y haciéndolo fascinantemente explícito. Pero esas últimas películas fracasaron en gran medida como esfuerzos de género; eran demasiado extrañas para que el público se entusiasmara por más entregas, aunque me encantaría ver a Scott (quien produjo esta nueva) terminar su trilogía algún día.


La tarea de Romulus, por lo tanto, es darnos algo más sencillo, y el hecho de que tenga lugar justo después de la película original sugiere un reinicio de algún tipo. ¿Cumple? Sus alienígenas son en gran medida sombras funcionales con poco de la implacable incomodidad de la primera película o el terror multiplicador de la segunda. 



Alien: Romulus es lo suficientemente entretenida, pero también es instantáneamente olvidable, algo que no creo haber dicho nunca sobre ninguna otra película de Alien, buena o mala.


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